Pensamientos de Antonio Machado
(seleccionados por Guiomar Godoy)
- Se miente más de la cuenta
por falta de fantasía:
también la verdad se inventa. - En mi soledad
he visto cosas muy claras,
que no son verdad. - Incierto es, lo porvenir. ¿Quién sabe lo que va a pasar? Pero incierto es también lo pretérito. ¿Quién sabe lo que ha pasado? De suerte que ni el porvenir está escrito en ninguna parte, ni el pasado tampoco.
- Ya es broma pesada:
todo para mí,
y yo para nada. - Algunos sentimientos perduran a través de los siglos, pero no por eso han de ser eternos. ¿Cuántos siglos durará todavía el sentimiento de la patria? ¿Y el sentimiento de la paternidad.
- Ayudadme a comprender lo que os digo, y os lo explicaré más despacio.
- Hay que tener los ojos muy abiertos para ver las cosas como son; aún más abiertos para verlas otras de lo que son; más abiertos todavía para verlas mejores de lo que son.
- Toda la imaginería
que no ha brotado del río,
barata bisutería. - Sentía los cuatro vientos,
en la encrucijada
de su pensamiento. - No hay lío político que no sea un trueque, una confusión de máscaras, un mal ensayo de comedia, en que nadie sabe su papel.
- El escepticismo que, lejos de ser, como muchos creen, un afán de negarlo todo es, por el contrario, el único medio de defender algunas cosas.
- Sed incompresivos; yo os aconsejo la incomprensión, aunque sólo sea para destripar los chistes de los tontos.
- Confiamos
en que no será verdad
nada de lo que pensamos. - Sube y sube, pero ten
cuidado Nefelibata,
que entre las nubes también,
se puede meter la pata. - Si me tengo que morir
poco me importa aprender.
Y si no puedo saber,
poco me importa vivir. - Tras el vivir y el soñar,
está lo que más importa:
despertar. - – Ya se oyen palabras viejas.
– Pues aguzad las orejas. - Nunca traces tu frontera,
ni cuides de tu perfil;
todo eso es cosa de fuera. - El ojo que ves no es
ojo porque tú lo veas;
es ojo porque te ve. - Las más hondas palabras
del sabio nos enseñan
lo que el silbar del viento cuando sopla
o el sonar de las aguas cuando ruedan. - "Sólo sé que no se nada" contenía la jactancia de un excesivo saber, puesto que olvidó añadir: y aun de esto mismo no estoy completamente seguro.
- ¡Ya hay hombres activos!
Soñaba la charca
con sus mosquitos. - Toda visión requiere distancia.
- Las razones no se transmiten, se engendran, por cooperación, en el diálogo.
- Vivir es devorar tiempo, esperar; y por muy trascendente que quiera ser nuestra espera, siempre será espera de seguir esperando.
- Todo necio confunde valor y precio.
- ¡Que difícil es,
cuando todo baja
no bajar también! - La memoria es infiel: no sólo borra y confunde, sino que, a veces, inventa, para desorientarnos.
- De cada diez novedades que pretenden descubrirnos, nueve son tonterías. La décima y última, que no es necedad, resulta a última hora que tampoco es nueva.
- Moneda que está en la mano
quizá se deba guardar;
la monedita del alma
se pierde si no se da. - ¿Dónde está la utilidad
de nuestras utilidades?
Volvamos a la verdad:
vanidad de vanidades. - La verdad del hombre empieza donde acaba su propia tontería, pero la tontería del hombre es inagotable.
- Lo corriente en el hombre es la tendencia a creer verdadero cuanto le reporta alguna utilidad. Por eso hay tantos hombres capaces de comulgar con ruedas de molino.
- ¿Tu verdad? No, la Verdad,
y ven conmigo a buscarla.
La tuya guárdatela. - Nuestras horas son minutos cuando esperamos saber, y siglos cuando sabemos lo que se puede aprender.
- Nunca traces tu frontera,
ni cuides de tu perfil;
todo eso es cosa de fuera. - – ¡Cuándo llegará otro día!
– Hoy es siempre todavía. - A vosotros no os importe pensar lo que habéis leído ochenta veces y oído quinientas, porque no es lo mismo pensar que haber leído.
- … Yo os enseño, o pretendo enseñaros a que dudéis de todo: de lo humano y de lo divino, sin excluir vuestra propia existencia.
- Porque toda visión requiere distancia, no hay manera de ver las cosas sin salirse de ellas.
- Ya es sólo brocal el pozo;
púlpito será mañana;
pasado mañana, trono. - La inseguridad, la incertidumbre, la desconfianza, son acaso nuestras únicas verdades. Hay que aferrarse a ellas.
- El escepticismo es una posición vital, no lógica, que ni afirma ni niega, se limita a preguntar, y no se asusta de las contradicciones.
- ¿Cabe una comunión cordial entre hombres, que nos permita cantar en coro, animados de un mismo sentir?
- Y nadie pregunta
ni nadie contesta,
todos hablan solos. - Sed hombres de mal gusto. Yo os aconsejo el mal gusto para combatir los excesos de la moda.
- Despacito y buena letra:
el hacer las cosas bien
importa más que el hacerlas. - Cuando el saber se especializa, crece el volumen total de la cultura. Esta es la ilusión y el consuelo de los especialistas. ¡Lo que sabemos entre todos! ¡Oh, eso es lo que no sabe nadie!
- Nuestras horas son minutos
cuando esperamos saber,
y siglos cuando sabemos
lo que se puede aprender. - Aprendió tantas cosas, que no tuvo tiempo para pensar en ninguna de ellas.
- ¿Dijiste media verdad?
Dirán que mientes dos veces
si dices la otra mitad. - Alguna vez he pensado
si el alma será la ausencia,
mientras más cerca más lejos;
mientras más lejos más cerca. - Leyendo … a Cervantes me parece comprenderlo todo.
- Nadie debe asustarse de lo que piensa, aunque su pensar aparezca en pugna con las leyes más elementales de la lógica. Porque todo ha de ser pensado por alguien, y el mayor desatino puede ser un punto de vista de lo real.
- Al borde del sendero un día nos sentamos.
Ya nuestra vida es tiempo, y nuestra sola cuita
son las desesperantes posturas que tomamos
para aguardar … Mas ella no faltará a la cita. - Dice la monotonía
del agua clara al caer:
un día es como otro día;
hoy es lo mismo que ayer. - ¿Para qué llamar caminos
a los surcos del azar? …
Todo el que camina anda,
como Jesús, sobre el mar. - Ni vale nada el fruto
cogido sin sazón …
Ni aunque te elogie un bruto
ha de tener razón. - De lo que llaman los hombres
virtud, justicia y bondad,
una mitad es envidia,
y la otra no es caridad. - La envidia de la virtud
hizo a Caín criminal.
¡Gloria a Caín! Hoy el vicio
es lo que se envidia más. - ¡Ojos que a la luz se abrieron
un día para, después,
ciegos tornar a la tierra,
hartos de mirar sin ver. - De diez cabezas, nueve
embisten y una piensa.
Nunca extrañéis que un bruto
se descuerne luchando por la idea. - Es el mejor de los buenos
quien sabe que en esta vida
todo es cuestión de medida:
un poco más, algo menos. - ¿Dónde está la utilidad
de nuestras utilidades?
Volvamos a la verdad:
vanidad de vanidades. - Cantad conmigo en coro: saber, nada sabemos,
de arcano mar vinimos, a ignota mar iremos …
La luz nada ilumina y el sabio nada enseña.
¿Qué dice la palabra? ¿Qué el agua de la peña? - ¡Y esa gran placentería
de ruiseñores que cantan!
Ninguna voz es la mía. - Fe empirista. Ni somos ni seremos.
Todo nuestro vivir es emprestado.
Nada trajimos, nada llevaremos. - ¿Dices que nada se crea?
Alfarero, a tus cacharros.
Haz tu copa y no te importe
si no puedes hacer barro. - Bueno es saber que los vasos
nos sirven para beber;
lo malo es que no sabemos
para que sirve la sed. - ¿Dices que nada se pierde?
Si esta copa de cristal
se me rompe, nunca en ella
beberé, nunca jamás. - Dices que nada se pierde
y acaso dices verdad;
pero todo lo perdemos
y todo nos perderá. - Todo pasa y todo queda,
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre la mar. - Cuatro cosas tiene el hombre
que no sirven en la mar:
ancla, gobernalle y remos,
y miedo de naufragar. - Mirando mi calavera
un nuevo Hamlet dirá:
He aquí un lindo fósil de una
careta de carnaval. - – Nuestro español bosteza.
¿Es hambre? ¿Sueño? ¿Hastío?
Doctor, ¿tendrá el estómago vacío?
– El vacío es más bien en la cabeza. - … Y si la vida es corta
y no llega la mar a tu galera,
aguarda sin partir y siempre espera,
que el arte es largo y, además no importa. - … De la mar al percepto,
del percepto al concepto,
del concepto a la idea
– ¡oh, la linda tarea! –
de la idea a la mar.
¡Y otra vez al empezar! - A quien nos justifica nuestra desconfianza
llamamos enemigo, ladrón de una esperanza.
Jamás perdona el necio si ve la nuez vacía
que dio a cascar al diente de la sabiduría. - Yo he visto garras fieras en las pulidas manos;
conozco grajos mélicos y líricos marranos …
El más truhán se lleva la mano al corazón,
y el bruto más espeso se carga de razón. - No extrañéis, dulces amigos,
que esté mi frente arrugada;
yo vivo en paz con los hombres
y en guerra con mis entrañas. - Ya habrá cigüeñas al sol,
mirando la tarde roja,
entre Moncayo y Urbión. - Para dialogar,
preguntad, primero;
después … escuchad. - En preguntar lo que sabes
el tiempo no has de perder …
Y a preguntas sin respuesta
¿quién te podrá responder? - Caminante, son tus huellas
el camino, y nada más;
caminante no hay camino,
se hace camino al andar. - Al andar se hace camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar. - Caminante, no hay camino,
sino estelas en la mar. - El que espera desespera,
dice la voz popular.
¡Qué verdad tan verdadera!
La verdad es lo que es,
y sigue siendo verdad
aunque se piense al revés. - ¿Sabes cuando el agua suena,
si es agua de cumbre o valle,
de plaza, jardín o huerta? Cantores, dejad
palmas y jaleo
para los demás. - Despertad, cantores:
acaben los ecos,
empiecen las voces. - No es el yo fundamental
eso que busca el poeta,
sino el tú esencial. - Demos tiempo al tiempo:
para que el vaso rebose
hay que llenarlo primero. - Entre el vivir y el soñar
hay una tercera cosa.
Adivínala. - Tras el vivir y el soñar,
está lo que más importa:
despertar. - Si vivir es bueno
es mejor soñar,
y mejor que todo,
madre, despertar. - Algunos desesperados
sólo se curan con soga;
otros, con siete palabras:
la fe se ha puesto de moda. - La primavera ha venido.
Nadie sabe como ha sido. - ¡Reventó de risa!
¡Un hombre tan serio!
… Nadie lo diría. - Por dar al viento trabajo,
cosía con hilo doble
las hojas secas del árbol. - Bueno es recordar
las palabras viejas
que han de volver a sonar. - Abejas, cantores,
no a la miel, sino a las flores. - Señor San Jerónimo,
suelte usted la piedra
con que se machaca.
Me pegó con ella. - Entre las brevas soy blando;
entre las rocas, de piedra.
¡Malo! - Tengo a mis amigos
en mi soledad;
cuando estoy con ellos
¡qué lejos están! - ¿Cuál es la verdad?¿El río
que fluye y pasa
donde el barco y el barquero
son también ondas de agua?
¿O este soñar del marino
siempre con ribera y ancla? - Doy consejo, a fuer de viejo:
nunca sigas mi consejo. - Pero tampoco es razón
desdeñar
consejo que es confesión. - Tu profecía, poeta.
– Mañana hablarán los mudos:
el corazón y la piedra. - Que el caminante es suma del camino …
- Como el olivar,
mucho fruto lleva,
poca sombra da. - En su claro verso
se canta y medita
sin grito ni ceño. - Y en perfecto rimo
– así a la vera del agua
el doble chopo del río. - Sus cantares llevan
agua de remanso,
que parece quieta.
Y que no lo está;
más no tiene prisa
por ir a la mar. - … cuánto exilio en la presencia cabe.
- Mi corazón está donde ha nacido,
no a la vida, al amor, cerca del Duero. - Ni mármol duro y eterno,
ni música ni pintura,
sino palabra en el tiempo. - Crea el alma sus riberas;
montes de ceniza y plomo,
sotillos de primavera. - Toda la imaginería
que no ha brotado del río,
barata bisutería. - Esta luz de Sevilla … Es el palacio
donde nací, con su rumor de fuente. - A la hora del rocío,
de la niebla salen
sierra blanca y prado verde.
¡El sol en los encinares.! - Nubes, sol, prado verde y caserío
en la loma, revueltos. Primavera
puso en el aire de este campo frío
la gracia de sus chopos de ribera. - Mis ojos en el espejo
son ojos ciegos que miran
los ojos con que los veo. - A las palabras de amor
les sienta bien su poquito
de exageración. - Era una noche del mes
de mayo, azul y serena.
Sobre el agudo ciprés
brillaba la luna llena. - Creí mi hogar apagado,
y revolví la ceniza …
Me quemé la mano. - Poned atención:
un corazón solitario
no es un corazón. - Concepto mondo y lirondo
suele ser cáscara hueca;
puede ser caldera al rojo. - Sobre el olivar,
se vio al la lechuza
volar y volar.
Campo, campo, campo.
Entre los olivos,
los cortijos blancos. - El pensamiento barroco
pinta virutas de fuego,
hincha y complica el decoro. - Siempre en alto, siempre en alto.
¿Renovación? Desde arriba.
Dijo la cucaña al árbol. - Dijo el árbol: teme al hacha,
palo clavado en el suelo:
contigo la poda es tala. - Nubes, sol, prado verde y caserío
en la loma revueltos. Primavera
puso en el aire de este campo frío
la gracia de sus chopos de ribera. - Ya algunos pedagogos comienzan a comprender que los niños no deben ser educados como meros aprendices de hombre, que hay algo sagrado en la infancia para vivir plenamente por ella.
- No es la belleza el gran incentivo del amor, sino la sed metafísica de lo esencialmente otro.
- Tengo dentro de un herbario
una tarde disecada,
lila, violeta y dorada.
Caprichos de solitario. - Siempre que nos vemos
es cita para mañana.
Nunca nos encontraremos. - Malos sueños he.
Me despertaré. - Me despertarán
campanas del alba
que sonando están. - Encuentro lo que no busco:
las hojas del toronjil
huelen a limón maduro. - Sin embargo …
¡Ah!, sin embargo,
importa avivar los remos,
dijo el caracol al galgo. - O rinnovarsi o perire …
No me suena bien.
Navigare è necessario …
Mejor: ¡vivir para ver! - Busca en tu prójimo espejo;
pero no para afeitarte,
ni para teñirte el pelo. - Busca el tu esencial,
que no está en ninguna parte
y en todas partes está. - Viejo como el mundo es
-dijo un doctor-, olvidado,
por sabido, y enterrado
cuál la momia de Ramsés. - Mas el doctor no sabía
que hoy es siempre todavía. - Los ojos por que suspiras,
sábelo bien,
los ojos en que te miras
son ojos porque te ven. - Busca el tú que nunca es tuyo
ni puede serlo jamás. - No desdeñéis la palabra;
el mundo es ruidoso y mudo,
poetas, sólo Dios habla. - ¿Todo para los demás?
Mancebo, llena tu jarro,
que ya te lo beberán. - Autores, la escena acaba
con un dogma de teatro:
En el principio era la máscara. - Será el peor de los malos
bribón que olvide
su vocación de diablo. - Esta luz de Sevilla… Es el palacio
donde nací, con su rumor de fuente. - Huye del triste amor, amor pacato,
sin peligro, sin venda ni aventura,
que espera del amor prenda segura,
porque en amor locura es lo sensato. - A la hora del rocío,
de la niebla salen
sierra blanca y prado verde.
¡El sol en los encinares! - Y en el encinar,
¡luna redonda y beata,
siempre conmigo a la par! Cerca de Úbeda la grande,
cuyos cerros nadie verá,
me iba siguiendo la luna
sobre el olivar.
Una luna jadeante,
siempre conmigo a la par. - El movimiento no es nada esencial. La fuerza puede ser inmóvil (lo es en su estado de pureza); mas no por ello deja de ser activa.
- Gracias, Petenera mía;
por tus ojos me he perdido:
era lo que yo quería. - El amor comienza a revelarse como un súbito incremento del caudal de la vida, sin que, en verdad, aparezca objeto concreto al cual tienda.
- Abel Martín no cree que el espíritu avance un ápice en el camino de su perfección, ni que se adentre en lo esencial por apartamiento y eliminación del mundo sensible.
- El ser y el pensar (el pensar homogeneizador) no coinciden ni por casualidad.
- El tiempo que la barba me platea,
cavó mis ojos y agrandó mi frente,
va siendo en mi recuerdo transparente,
y mientras más al fondo, más clarea. - Dios no es el creador del mundo (según Martín), sino el creador de la nada.
- Cuando el Ser que se es hizo la nada
y reposó que bien lo merecía,
ya tuvo el día noche, y compañía
tuvo el amante en la ausencia de la amada. - ¡Fiat umbra! Brotó el pensar humano.
Y el huevo universal alzó, vacío,
ya sin color, desustanciado y frío. - Dijo Dios: brote la nada
Y alzó su mano derecha,
hasta ocultar su mirada.
Y quedó la nada hecha. - El corazón del poeta, tan rico en sonoridades, es casi un insulto a la afonía cordial de la masa.
- El sentimiento ha de tener tanto de individual como de genérico; debe orientarse hacia valores universales, o que pretenden serlo.
- Junto al agua fría,
en la senda clara,
sombra dará algún día,
ese arbolillo en que nadie repara. - ¡Qué fácil es volar, qué fácil es!
Todo consiste en no dejar que el suelo
se acerque a nuestros pies. - ¡Volar sin alas donde todo es cielo!
- Pero caer de cabeza,
en esta noche sin luna,
en medio de esta maleza,
junto a la negra laguna. - En ese jardín, Guiomar,
el mutuo jardín que inventan
dos corazones al par,
se funden y complementan
nuestras horas. - No puede ser
amor de tanta fortuna:
dos soledades en una. - De encinar en encinar
se va fatigando el día. - ¡Oh, tarde viva y quieta
que opuso al panta rhei su nada corre. - ¡Oh, claro, claro, claro!
Amor siempre se hiela. - ¡Qué bien los nombres ponía
quien puso Sierra Morena
a esta serranía! - ¡Sólo tu figura,
como una centella blanca,
en mi noche oscura. - ¡Y en la tersa arena,
cerca de la mar,
tu carne rosa y morena,
súbitamente Guiomar! - Guiomar, Guiomar,
mírame en ti castigado:
reo de haberte creado,
ya no te puedo olvidar. - Todo amor es fantasía;
él inventa el año, el día,
la hora y su melodía;
inventa el amante y, más
la amada. No prueba nada,
contra el amor, que la amada
no haya existido jamás. - Escribiré en tu abanico:
te quiero para olvidarte,
para quererte te olvido. - Te abanicaras
con un madrigal que diga:
en amor el olvido pone la sal. - Y te enviaré mi canción:
"Se canta lo que se pierde",
con un papagayo verde
que la diga en tu balcón. - Pensando que no veía
porque Dios no le miraba,
dijo Abel cuando moría:
Se acabó lo que se daba. - Me dijo el agua clara que reía,
bajo el sol, sobre el mármol de la fuente:
si te inquieta el enigma del presente
aprende el son de la salmodia mía. - Quien se vive se pierde, Abel decía.
¡Oh, distancia, distancia!, que la estrella
que nadie toca, guía.
¿Quién navegó sin ella? - O que yo pueda asesinar un día
en mi alma, al despertar, esa persona
que me hizo el mundo mientras yo dormía. - ¿Cuál es el peor de todos
los afanes? Preguntar.
¿Y el mejor? - Hacer camino
sin volver la vista atrás. - ¿Vivir? Sencillamente:
la sed y el agua cerca …
o el agua lejos, más, la sed y el agua,
un poco de cansancio ¡y a beberla!. - No preguntes, peregrino,
donde las dichas están.
Hambre y sed te dé el camino;
lecho el mesón, agua y pan.