Pensamientos de Antonio Machado
(seleccionados por Guiomar Godoy)

  1. Se miente más de la cuenta
    por falta de fantasía:
    también la verdad se inventa.
  2. En mi soledad
    he visto cosas muy claras,
    que no son verdad.
  3. Incierto es, lo porvenir. ¿Quién sabe lo que va a pasar? Pero incierto es también lo pretérito. ¿Quién sabe lo que ha pasado? De suerte que ni el porvenir está escrito en ninguna parte, ni el pasado tampoco.
  4. Ya es broma pesada:
    todo para mí,
    y yo para nada.
  5. Algunos sentimientos perduran a través de los siglos, pero no por eso han de ser eternos. ¿Cuántos siglos durará todavía el sentimiento de la patria? ¿Y el sentimiento de la paternidad.
  6. Ayudadme a comprender lo que os digo, y os lo explicaré más despacio.
  7. Hay que tener los ojos muy abiertos para ver las cosas como son; aún más abiertos para verlas otras de lo que son; más abiertos todavía para verlas mejores de lo que son.
  8. Toda la imaginería
    que no ha brotado del río,
    barata bisutería.
  9. Sentía los cuatro vientos,
    en la encrucijada
    de su pensamiento.
  10. No hay lío político que no sea un trueque, una confusión de máscaras, un mal ensayo de comedia, en que nadie sabe su papel.
  11. El escepticismo que, lejos de ser, como muchos creen, un afán de negarlo todo es, por el contrario, el único medio de defender algunas cosas.
  12. Sed incompresivos; yo os aconsejo la incomprensión, aunque sólo sea para destripar los chistes de los tontos.
  13. Confiamos
    en que no será verdad
    nada de lo que pensamos.
  14. Sube y sube, pero ten
    cuidado Nefelibata,
    que entre las nubes también,
    se puede meter la pata.
  15. Si me tengo que morir
    poco me importa aprender.
    Y si no puedo saber,
    poco me importa vivir.
  16. Tras el vivir y el soñar,
    está lo que más importa:
    despertar.
  17. – Ya se oyen palabras viejas.
    – Pues aguzad las orejas.
  18. Nunca traces tu frontera,
    ni cuides de tu perfil;
    todo eso es cosa de fuera.
  19. El ojo que ves no es
    ojo porque tú lo veas;
    es ojo porque te ve.
  20. Las más hondas palabras
    del sabio nos enseñan
    lo que el silbar del viento cuando sopla
    o el sonar de las aguas cuando ruedan.
  21. "Sólo sé que no se nada" contenía la jactancia de un excesivo saber, puesto que olvidó añadir: y aun de esto mismo no estoy completamente seguro.
  22. ¡Ya hay hombres activos!
    Soñaba la charca
    con sus mosquitos.
  23. Toda visión requiere distancia.
  24. Las razones no se transmiten, se engendran, por cooperación, en el diálogo.
  25. Vivir es devorar tiempo, esperar; y por muy trascendente que quiera ser nuestra espera, siempre será espera de seguir esperando.
  26. Todo necio confunde valor y precio.
  27. ¡Que difícil es,
    cuando todo baja
    no bajar también!
  28. La memoria es infiel: no sólo borra y confunde, sino que, a veces, inventa, para desorientarnos.
  29. De cada diez novedades que pretenden descubrirnos, nueve son tonterías. La décima y última, que no es necedad, resulta a última hora que tampoco es nueva.
  30. Moneda que está en la mano
    quizá se deba guardar;
    la monedita del alma
    se pierde si no se da.
  31. ¿Dónde está la utilidad
    de nuestras utilidades?
    Volvamos a la verdad:
    vanidad de vanidades.
  32. La verdad del hombre empieza donde acaba su propia tontería, pero la tontería del hombre es inagotable.
  33. Lo corriente en el hombre es la tendencia a creer verdadero cuanto le reporta alguna utilidad. Por eso hay tantos hombres capaces de comulgar con ruedas de molino.
  34. ¿Tu verdad? No, la Verdad,
    y ven conmigo a buscarla.
    La tuya guárdatela.
  35. Nuestras horas son minutos cuando esperamos saber, y siglos cuando sabemos lo que se puede aprender.
  36. Nunca traces tu frontera,
    ni cuides de tu perfil;
    todo eso es cosa de fuera.
  37. – ¡Cuándo llegará otro día!
    – Hoy es siempre todavía.
  38. A vosotros no os importe pensar lo que habéis leído ochenta veces y oído quinientas, porque no es lo mismo pensar que haber leído.
  39. … Yo os enseño, o pretendo enseñaros a que dudéis de todo: de lo humano y de lo divino, sin excluir vuestra propia existencia.
  40. Porque toda visión requiere distancia, no hay manera de ver las cosas sin salirse de ellas.
  41. Ya es sólo brocal el pozo;
    púlpito será mañana;
    pasado mañana, trono.
  42. La inseguridad, la incertidumbre, la desconfianza, son acaso nuestras únicas verdades. Hay que aferrarse a ellas.
  43. El escepticismo es una posición vital, no lógica, que ni afirma ni niega, se limita a preguntar, y no se asusta de las contradicciones.
  44. ¿Cabe una comunión cordial entre hombres, que nos permita cantar en coro, animados de un mismo sentir?
  45. Y nadie pregunta
    ni nadie contesta,
    todos hablan solos.
  46. Sed hombres de mal gusto. Yo os aconsejo el mal gusto para combatir los excesos de la moda.
  47. Despacito y buena letra:
    el hacer las cosas bien
    importa más que el hacerlas.
  48. Cuando el saber se especializa, crece el volumen total de la cultura. Esta es la ilusión y el consuelo de los especialistas. ¡Lo que sabemos entre todos! ¡Oh, eso es lo que no sabe nadie!
  49. Nuestras horas son minutos
    cuando esperamos saber,
    y siglos cuando sabemos
    lo que se puede aprender.
  50. Aprendió tantas cosas, que no tuvo tiempo para pensar en ninguna de ellas.
  51. ¿Dijiste media verdad?
    Dirán que mientes dos veces
    si dices la otra mitad.
  52. Alguna vez he pensado
    si el alma será la ausencia,
    mientras más cerca más lejos;
    mientras más lejos más cerca.
  53. Leyendo … a Cervantes me parece comprenderlo todo.
  54. Nadie debe asustarse de lo que piensa, aunque su pensar aparezca en pugna con las leyes más elementales de la lógica. Porque todo ha de ser pensado por alguien, y el mayor desatino puede ser un punto de vista de lo real.
  55. Al borde del sendero un día nos sentamos.
    Ya nuestra vida es tiempo, y nuestra sola cuita
    son las desesperantes posturas que tomamos
    para aguardar … Mas ella no faltará a la cita.
  56. Dice la monotonía
    del agua clara al caer:
    un día es como otro día;
    hoy es lo mismo que ayer.
  57. ¿Para qué llamar caminos
    a los surcos del azar? …
    Todo el que camina anda,
    como Jesús, sobre el mar.
  58. Ni vale nada el fruto
    cogido sin sazón …
    Ni aunque te elogie un bruto
    ha de tener razón.
  59. De lo que llaman los hombres
    virtud, justicia y bondad,
    una mitad es envidia,
    y la otra no es caridad.
  60. La envidia de la virtud
    hizo a Caín criminal.
    ¡Gloria a Caín! Hoy el vicio
    es lo que se envidia más.
  61. ¡Ojos que a la luz se abrieron
    un día para, después,
    ciegos tornar a la tierra,
    hartos de mirar sin ver.
  62. De diez cabezas, nueve
    embisten y una piensa.
    Nunca extrañéis que un bruto
    se descuerne luchando por la idea.
  63. Es el mejor de los buenos
    quien sabe que en esta vida
    todo es cuestión de medida:
    un poco más, algo menos.
  64. ¿Dónde está la utilidad
    de nuestras utilidades?
    Volvamos a la verdad:
    vanidad de vanidades.
  65. Cantad conmigo en coro: saber, nada sabemos,
    de arcano mar vinimos, a ignota mar iremos …
    La luz nada ilumina y el sabio nada enseña.
    ¿Qué dice la palabra? ¿Qué el agua de la peña?
  66. ¡Y esa gran placentería
    de ruiseñores que cantan!
    Ninguna voz es la mía.
  67. Fe empirista. Ni somos ni seremos.
    Todo nuestro vivir es emprestado.
    Nada trajimos, nada llevaremos.
  68. ¿Dices que nada se crea?
    Alfarero, a tus cacharros.
    Haz tu copa y no te importe
    si no puedes hacer barro.
  69. Bueno es saber que los vasos
    nos sirven para beber;
    lo malo es que no sabemos
    para que sirve la sed.
  70. ¿Dices que nada se pierde?
    Si esta copa de cristal
    se me rompe, nunca en ella
    beberé, nunca jamás.
  71. Dices que nada se pierde
    y acaso dices verdad;
    pero todo lo perdemos
    y todo nos perderá.
  72. Todo pasa y todo queda,
    pero lo nuestro es pasar,
    pasar haciendo caminos,
    caminos sobre la mar.
  73. Cuatro cosas tiene el hombre
    que no sirven en la mar:
    ancla, gobernalle y remos,
    y miedo de naufragar.
  74. Mirando mi calavera
    un nuevo Hamlet dirá:
    He aquí un lindo fósil de una
    careta de carnaval.
  75. – Nuestro español bosteza.
    ¿Es hambre? ¿Sueño? ¿Hastío?
    Doctor, ¿tendrá el estómago vacío?
    – El vacío es más bien en la cabeza.
  76. … Y si la vida es corta
    y no llega la mar a tu galera,
    aguarda sin partir y siempre espera,
    que el arte es largo y, además no importa.
  77. … De la mar al percepto,
    del percepto al concepto,
    del concepto a la idea
    – ¡oh, la linda tarea! –
    de la idea a la mar.
    ¡Y otra vez al empezar!
  78. A quien nos justifica nuestra desconfianza
    llamamos enemigo, ladrón de una esperanza.
    Jamás perdona el necio si ve la nuez vacía
    que dio a cascar al diente de la sabiduría.
  79. Yo he visto garras fieras en las pulidas manos;
    conozco grajos mélicos y líricos marranos …
    El más truhán se lleva la mano al corazón,
    y el bruto más espeso se carga de razón.
  80. No extrañéis, dulces amigos,
    que esté mi frente arrugada;
    yo vivo en paz con los hombres
    y en guerra con mis entrañas.
  81. Ya habrá cigüeñas al sol,
    mirando la tarde roja,
    entre Moncayo y Urbión.
  82. Para dialogar,
    preguntad, primero;
    después … escuchad.
  83. En preguntar lo que sabes
    el tiempo no has de perder …
    Y a preguntas sin respuesta
    ¿quién te podrá responder?
  84. Caminante, son tus huellas
    el camino, y nada más;
    caminante no hay camino,
    se hace camino al andar.
  85. Al andar se hace camino,
    y al volver la vista atrás
    se ve la senda que nunca
    se ha de volver a pisar.
  86. Caminante, no hay camino,
    sino estelas en la mar.
  87. El que espera desespera,
    dice la voz popular.
    ¡Qué verdad tan verdadera!
    La verdad es lo que es,
    y sigue siendo verdad
    aunque se piense al revés.
  88. ¿Sabes cuando el agua suena,
    si es agua de cumbre o valle,
    de plaza, jardín o huerta? Cantores, dejad
    palmas y jaleo
    para los demás.
  89. Despertad, cantores:
    acaben los ecos,
    empiecen las voces.
  90. No es el yo fundamental
    eso que busca el poeta,
    sino el tú esencial.
  91. Demos tiempo al tiempo:
    para que el vaso rebose
    hay que llenarlo primero.
  92. Entre el vivir y el soñar
    hay una tercera cosa.
    Adivínala.
  93. Tras el vivir y el soñar,
    está lo que más importa:
    despertar.
  94. Si vivir es bueno
    es mejor soñar,
    y mejor que todo,
    madre, despertar.
  95. Algunos desesperados
    sólo se curan con soga;
    otros, con siete palabras:
    la fe se ha puesto de moda.
  96. La primavera ha venido.
    Nadie sabe como ha sido.
  97. ¡Reventó de risa!
    ¡Un hombre tan serio!
    … Nadie lo diría.
  98. Por dar al viento trabajo,
    cosía con hilo doble
    las hojas secas del árbol.
  99. Bueno es recordar
    las palabras viejas
    que han de volver a sonar.
  100. Abejas, cantores,
    no a la miel, sino a las flores.
  101. Señor San Jerónimo,
    suelte usted la piedra
    con que se machaca.
    Me pegó con ella.
  102. Entre las brevas soy blando;
    entre las rocas, de piedra.
    ¡Malo!
  103. Tengo a mis amigos
    en mi soledad;
    cuando estoy con ellos
    ¡qué lejos están!
  104. ¿Cuál es la verdad?¿El río
    que fluye y pasa
    donde el barco y el barquero
    son también ondas de agua?
    ¿O este soñar del marino
    siempre con ribera y ancla?
  105. Doy consejo, a fuer de viejo:
    nunca sigas mi consejo.
  106. Pero tampoco es razón
    desdeñar
    consejo que es confesión.
  107. Tu profecía, poeta.
    – Mañana hablarán los mudos:
    el corazón y la piedra.
  108. Que el caminante es suma del camino …
  109. Como el olivar,
    mucho fruto lleva,
    poca sombra da.
  110. En su claro verso
    se canta y medita
    sin grito ni ceño.
  111. Y en perfecto rimo
    – así a la vera del agua
    el doble chopo del río.
  112. Sus cantares llevan
    agua de remanso,
    que parece quieta.
    Y que no lo está;
    más no tiene prisa
    por ir a la mar.
  113. … cuánto exilio en la presencia cabe.
  114. Mi corazón está donde ha nacido,
    no a la vida, al amor, cerca del Duero.
  115. Ni mármol duro y eterno,
    ni música ni pintura,
    sino palabra en el tiempo.
  116. Crea el alma sus riberas;
    montes de ceniza y plomo,
    sotillos de primavera.
  117. Toda la imaginería
    que no ha brotado del río,
    barata bisutería.
  118. Esta luz de Sevilla … Es el palacio
    donde nací, con su rumor de fuente.
  119. A la hora del rocío,
    de la niebla salen
    sierra blanca y prado verde.
    ¡El sol en los encinares.!
  120. Nubes, sol, prado verde y caserío
    en la loma, revueltos. Primavera
    puso en el aire de este campo frío
    la gracia de sus chopos de ribera.
  121. Mis ojos en el espejo
    son ojos ciegos que miran
    los ojos con que los veo.
  122. A las palabras de amor
    les sienta bien su poquito
    de exageración.
  123. Era una noche del mes
    de mayo, azul y serena.
    Sobre el agudo ciprés
    brillaba la luna llena.
  124. Creí mi hogar apagado,
    y revolví la ceniza …
    Me quemé la mano.
  125. Poned atención:
    un corazón solitario
    no es un corazón.
  126. Concepto mondo y lirondo
    suele ser cáscara hueca;
    puede ser caldera al rojo.
  127. Sobre el olivar,
    se vio al la lechuza
    volar y volar.
    Campo, campo, campo.
    Entre los olivos,
    los cortijos blancos.
  128. El pensamiento barroco
    pinta virutas de fuego,
    hincha y complica el decoro.
  129. Siempre en alto, siempre en alto.
    ¿Renovación? Desde arriba.
    Dijo la cucaña al árbol.
  130. Dijo el árbol: teme al hacha,
    palo clavado en el suelo:
    contigo la poda es tala.
  131. Nubes, sol, prado verde y caserío
    en la loma revueltos. Primavera
    puso en el aire de este campo frío
    la gracia de sus chopos de ribera.
  132. Ya algunos pedagogos comienzan a comprender que los niños no deben ser educados como meros aprendices de hombre, que hay algo sagrado en la infancia para vivir plenamente por ella.
  133. No es la belleza el gran incentivo del amor, sino la sed metafísica de lo esencialmente otro.
  134. Tengo dentro de un herbario
    una tarde disecada,
    lila, violeta y dorada.
    Caprichos de solitario.
  135. Siempre que nos vemos
    es cita para mañana.
    Nunca nos encontraremos.
  136. Malos sueños he.
    Me despertaré.
  137. Me despertarán
    campanas del alba
    que sonando están.
  138. Encuentro lo que no busco:
    las hojas del toronjil
    huelen a limón maduro.
  139. Sin embargo …
    ¡Ah!, sin embargo,
    importa avivar los remos,
    dijo el caracol al galgo.
  140. O rinnovarsi o perire …
    No me suena bien.
    Navigare è necessario …
    Mejor: ¡vivir para ver!
  141. Busca en tu prójimo espejo;
    pero no para afeitarte,
    ni para teñirte el pelo.
  142. Busca el tu esencial,
    que no está en ninguna parte
    y en todas partes está.
  143. Viejo como el mundo es
    -dijo un doctor-, olvidado,
    por sabido, y enterrado
    cuál la momia de Ramsés.
  144. Mas el doctor no sabía
    que hoy es siempre todavía.
  145. Los ojos por que suspiras,
    sábelo bien,
    los ojos en que te miras
    son ojos porque te ven.
  146. Busca el tú que nunca es tuyo
    ni puede serlo jamás.
  147. No desdeñéis la palabra;
    el mundo es ruidoso y mudo,
    poetas, sólo Dios habla.
  148. ¿Todo para los demás?
    Mancebo, llena tu jarro,
    que ya te lo beberán.
  149. Autores, la escena acaba
    con un dogma de teatro:
    En el principio era la máscara.
  150. Será el peor de los malos
    bribón que olvide
    su vocación de diablo.
  151. Esta luz de Sevilla… Es el palacio
    donde nací, con su rumor de fuente.
  152. Huye del triste amor, amor pacato,
    sin peligro, sin venda ni aventura,
    que espera del amor prenda segura,
    porque en amor locura es lo sensato.
  153. A la hora del rocío,
    de la niebla salen
    sierra blanca y prado verde.
    ¡El sol en los encinares!
  154. Y en el encinar,
    ¡luna redonda y beata,
    siempre conmigo a la par! Cerca de Úbeda la grande,
    cuyos cerros nadie verá,
    me iba siguiendo la luna
    sobre el olivar.
    Una luna jadeante,
    siempre conmigo a la par.
  155. El movimiento no es nada esencial. La fuerza puede ser inmóvil (lo es en su estado de pureza); mas no por ello deja de ser activa.
  156. Gracias, Petenera mía;
    por tus ojos me he perdido:
    era lo que yo quería.
  157. El amor comienza a revelarse como un súbito incremento del caudal de la vida, sin que, en verdad, aparezca objeto concreto al cual tienda.
  158. Abel Martín no cree que el espíritu avance un ápice en el camino de su perfección, ni que se adentre en lo esencial por apartamiento y eliminación del mundo sensible.
  159. El ser y el pensar (el pensar homogeneizador) no coinciden ni por casualidad.
  160. El tiempo que la barba me platea,
    cavó mis ojos y agrandó mi frente,
    va siendo en mi recuerdo transparente,
    y mientras más al fondo, más clarea.
  161. Dios no es el creador del mundo (según Martín), sino el creador de la nada.
  162. Cuando el Ser que se es hizo la nada
    y reposó que bien lo merecía,
    ya tuvo el día noche, y compañía
    tuvo el amante en la ausencia de la amada.
  163. ¡Fiat umbra! Brotó el pensar humano.
    Y el huevo universal alzó, vacío,
    ya sin color, desustanciado y frío.
  164. Dijo Dios: brote la nada
    Y alzó su mano derecha,
    hasta ocultar su mirada.
    Y quedó la nada hecha.
  165. El corazón del poeta, tan rico en sonoridades, es casi un insulto a la afonía cordial de la masa.
  166. El sentimiento ha de tener tanto de individual como de genérico; debe orientarse hacia valores universales, o que pretenden serlo.
  167. Junto al agua fría,
    en la senda clara,
    sombra dará algún día,
    ese arbolillo en que nadie repara.
  168. ¡Qué fácil es volar, qué fácil es!
    Todo consiste en no dejar que el suelo
    se acerque a nuestros pies.
  169. ¡Volar sin alas donde todo es cielo!
  170. Pero caer de cabeza,
    en esta noche sin luna,
    en medio de esta maleza,
    junto a la negra laguna.
  171. En ese jardín, Guiomar,
    el mutuo jardín que inventan
    dos corazones al par,
    se funden y complementan
    nuestras horas.
  172. No puede ser
    amor de tanta fortuna:
    dos soledades en una.
  173. De encinar en encinar
    se va fatigando el día.
  174. ¡Oh, tarde viva y quieta
    que opuso al panta rhei su nada corre.
  175. ¡Oh, claro, claro, claro!
    Amor siempre se hiela.
  176. ¡Qué bien los nombres ponía
    quien puso Sierra Morena
    a esta serranía!
  177. ¡Sólo tu figura,
    como una centella blanca,
    en mi noche oscura.
  178. ¡Y en la tersa arena,
    cerca de la mar,
    tu carne rosa y morena,
    súbitamente Guiomar!
  179. Guiomar, Guiomar,
    mírame en ti castigado:
    reo de haberte creado,
    ya no te puedo olvidar.
  180. Todo amor es fantasía;
    él inventa el año, el día,
    la hora y su melodía;
    inventa el amante y, más
    la amada. No prueba nada,
    contra el amor, que la amada
    no haya existido jamás.
  181. Escribiré en tu abanico:
    te quiero para olvidarte,
    para quererte te olvido.
  182. Te abanicaras
    con un madrigal que diga:
    en amor el olvido pone la sal.
  183. Y te enviaré mi canción:
    "Se canta lo que se pierde",
    con un papagayo verde
    que la diga en tu balcón.
  184. Pensando que no veía
    porque Dios no le miraba,
    dijo Abel cuando moría:
    Se acabó lo que se daba.
  185. Me dijo el agua clara que reía,
    bajo el sol, sobre el mármol de la fuente:
    si te inquieta el enigma del presente
    aprende el son de la salmodia mía.
  186. Quien se vive se pierde, Abel decía.
    ¡Oh, distancia, distancia!, que la estrella
    que nadie toca, guía.
    ¿Quién navegó sin ella?
  187. O que yo pueda asesinar un día
    en mi alma, al despertar, esa persona
    que me hizo el mundo mientras yo dormía.
  188. ¿Cuál es el peor de todos
    los afanes? Preguntar.
    ¿Y el mejor? - Hacer camino
    sin volver la vista atrás.
  189. ¿Vivir? Sencillamente:
    la sed y el agua cerca …
    o el agua lejos, más, la sed y el agua,
    un poco de cansancio ¡y a beberla!.
  190. No preguntes, peregrino,
    donde las dichas están.
    Hambre y sed te dé el camino;
    lecho el mesón, agua y pan.

Autor: José A. Alonso

Created: 2022-07-09 sáb 09:21

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